
Comunidad de Bahía Blanca.
Este año ha sido para nosotros muy especial: se profundizó sobre el valor y carisma de Santa Juana en nuestras vidas y las fuentes en que fue modelado, con la luz que nos brindó el artículo de Cristina Inogés Sanz. Desde allí nos abrimos a la fecundidad de fortalecer los vínculos en la entrega a nuestros hermanos desde las vivencias de Santa Juana como mujer bíblica, ecuménica y del Absoluto. Admiramos tanto su fidelidad a la fe de la Iglesia como así también su valentía ante los signos de los tiempos que llamaban a dignificar a la mujer en su derecho a la educación y en su fortalecimiento espiritual.
Valoramos en nuestras reflexiones, el estimado ejercicio del discernimiento en el camino de la fe y de la actitud contemplativa y la oración para crecer en el entusiasmo para emprender las pequeñas obras de atención a nuestros hermanos más necesitados. Las mismas pudieron concretarse a través de la confección de mantas de abrigo realizadas con cuadraditos de lana y toda la cadena de socias externas q se fueron sumando a este emprendimiento, colaborando de este modo con el trabajo que realizan los jóvenes de la Pastoral del Colegio de “La Salle” – La Inmaculada” en nuestra ciudad. Así también nos sumamos a las actividades con el merendero en Villa Delfina, aportando galletitas y golosinas. De igual modo una de nuestras integrantes acercó la inquietud de colaborar con el Hogar San Ignacio y también trabajamos para esa obra.


Fuimos invitadas a participar como grupo de Red, de las diferentes celebraciones del 110º Aniversario de la llegada de las Hermanas de Cía. de María a la ciudad, esto nos llenó de profundo agradecimiento y emoción! Cabe añadir que ha sido de gran enriquecimiento la información que nos fue dada sobre la Asamblea Sinodal y los aportes tan pertinentes de las Religiosas de Cía. de María sobre el papel de la Mujer en la Iglesia, siempre presente en la Misión de las comunidades más vulnerables.
A lo largo de cada Encuentro mensual, hemos sentido fuertemente amistad, cariño, unidad y acompañamiento desde la oración, cuando alguna de nosotras lo ha necesitado. El Señor conoce muy bien nuestras vidas, dudas y fragilidades, pero queremos ponerlas a su disposición como lo estuvo la de María… mujer creyente, sencilla y Madre buena… y que nuestro mensaje de AMOR resuene en los pequeños espacios donde transitamos.

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