Nuestra vocación laical:

la vida cotidiana es fuente y alimento de nuestra espiritualidad

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Para los cristianos, en el fondo, el mundo entero es santo y sagrado; y todas las cosas en él, especialmente las cosas físicas, son material potencial para sacramento. Nosotros, cristianos, creemos que el mundo muestra la gloria de Dios, que cada uno de nosotros estamos hechos a imagen y semejanza suya, que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, que el pan que comemos es sacramental, y que en nuestro trabajo y en nuestro abrazo sexual somos co-creadores con Dios.