Al terminar el año, como Red Laical Cono Sur, nos convocamos para culminar la celebración de los 100 años de la Primera Unión de las Casas de la Compañía de María, una Unión que nos ha hecho Cuerpo Apostólico para la Misión. Comenzamos recordando a Juana de Lestonnac y su sueño de fundadora: que todas las casas estuvieran unidas, bajo el gobierno de una Superiora General. Agradecimos que la llama de ese sueño se mantuvo encendida varios siglos… y nombramos a tres mujeres reconociendo que, en 1921, fueron líderes de muchas otras Hermanas que pensaban y se expresaban como ellas y a través de ellas: M. Magdalena Jary, M. Melanie Maupetit y M. Magdalena Ducasse. Con ellas comenzó la Unión. Luego, cada país fue expresando los GESTOS DE UNIÓN que descubrió en la fundación de la Compañía de María, en estos lugares. En Argentina, nació en lo que era el Virreinato del Río de la Plata, gracias a muchas actitudes que hicieron posible la fundación: solidaridad, cooperación, perseverancia, fortaleza, entrega, generosidad, paciencia, creatividad… todas ellas forman parte de los GESTOS DE UNIÓN que se compartieron.

El primer gesto que reconocemos y agradecemos, es la donación de su herencia que realiza una mujer: Doña Juana Josefa de Torres y Salguero, en 1748. Ese primer gesto de unión, es el eslabón de una larga cadena de gestos posteriores. Ella por cuestiones de salud pasa a Chile, y mantiene diálogos con el sacerdote jesuita, catalán, Onofre Martorell, quien le da a leer una vida de Juana de Lestonnac que él trajo de Barcelona. Ella lee la Vida de Juana y siente que puede realizar lo mismo que Juana de Lestonnac realizó en Francia. Por eso comienzan los trámites de Chile con España, para obtener la necesaria autorización del Rey Carlos III, especialmente a través del jesuita Francisco Rávago, confesor del Rey. Todo esto desde 1750 en adelante.

Luego continuaron las gestiones civiles y eclesiásticas entre Chile y Argentina: entre obispos, jueces, alcaldes, corregidores, intendentes, personas del pueblo… Entre esas gestiones, fue muy importante la carta que escribieron al Rey 5 Provinciales de Órdenes masculinas, pidiendo el MonasterioEscuela. Firmaron Franciscanos, Jesuitas, Mercedarios, Agustinos y Dominicos. Múltiples y variadas gestiones que cruzaban los mares y atravesaban los cielos…

En 1760 el Rey firma la autorización de la Fundación del Monasterio-Escuela. En el inicio de 1780, Don Manuel de Alday y Aspee, Obispo de Santiago, expide el Auto de Erección del Monasterio-Escuela. Luego nombra a las Religiosas del Convento de Santa Clara, como las fundadoras. El 26 de febrero de 1780 se funda el Monasterio-Escuela de “La Buena Enseñanza”, que contaba entonces con el internado y la sección para alumnas externas. La fundación es colocada bajo el patrocinio de la Virgen del Dulce Nombre. Ningún sector femenino de la sociedad, fue excluido de la escuela: pudieron acudir las niñas del pueblo, las indias, mulatas, negras… y también las mujeres adultas. La escuela inició su Misión, después de 30 años de búsquedas y gestiones, de múltiples y variados GESTOS DE UNIÓN entre personas, instituciones, países…

Categories:

Tags:

Comments are closed